Sabor a fuego: Cuerno abre en el Rockefeller Center

La cocina mexicana vive uno de sus momentos más audaces y elegantes a nivel global. Y es que la apertura de Cuerno en la ciudad de Nueva York no es solo una expansión gastronómica: es una coronación. El icónico steakhouse nacido en el norte de México ha llevado su experiencia culinaria —forjada entre brasas, ingredientes nobles y hospitalidad auténtica— a una de las direcciones más icónicas del planeta: el Rockefeller Center, en pleno corazón de Manhattan. La llegada de Cuerno a 1271 Avenue of the Americas no es casualidad, sino una declaración de principios: la cocina del norte puede hablar con elocuencia en el idioma del lujo internacional, sin diluir su esencia.



Este nuevo capítulo en la historia de Cuerno está respaldado por Costeño Group, un grupo restaurantero mexicano de alta gama responsable también de conceptos como Mochomos, Hotaru y Ryoshi. Con una filosofía que combina excelencia operativa, narrativa emocional y sensibilidad estética, el grupo ha elevado el estándar de lo que significa comer bien en México. Ahora, con Cuerno Nueva York, dan el salto definitivo al escenario mundial.
El restaurante celebra al fuego como elemento central de su propuesta. Cada platillo parte de la brasa como técnica, como lenguaje y como símbolo. Aquí, los cortes Prime y Wagyu se cocinan en hornos Josper que aportan intensidad, textura y carácter. Las proteínas conviven con vegetales del desierto, pescados del Pacífico mexicano, mariscos de temporada y tortillas hechas al momento. El taco de asada al carbón —una joya del norte— convive en carta con platillos como el lechón confitado de piel crocante, los crudos de Hamachi con salsa de chiltepín, la trucha ahumada al mezquite o los tuétanos rostizados que evocan rituales ancestrales con un giro sofisticado. La cocina de Cuerno no se disculpa: tiene identidad, orgullo y visión.
El espacio en sí mismo es un manifiesto visual. Diseñado con un enfoque profundamente curado, su interiorismo honra al paisaje del norte mexicano: texturas de piel curtida, maderas artesanales, tonos tierra, iluminación cálida y una selección de piezas escultóricas que dotan al lugar de una atmósfera sobria, elegante y profundamente enraizada. El mural central, obra del artista mexicano Federico Jordán, es una alegoría visual de la fuerza norteña: azulejos de tierra moldean una figura esquelética montando un toro, una imagen que evoca la lucha, la resiliencia y la poesía del desierto. Esta obra, hecha exclusivamente para Cuerno NY, actúa como un puente cultural entre México y el mundo.
La carta de bebidas es un universo en sí misma. La mixología de Cuerno honra los sabores tradicionales con una perspectiva contemporánea y sensorial. La Cuerno Margarita, por ejemplo, es un espectáculo de aromas ahumados, chile seco, cítricos y mezcal, servida con hielo escarchado en sal volcánica negra. Las reinterpretaciones del Paloma, el Negroni o incluso el Carajillo llevan ingredientes artesanales, licores premium y un emplatado visual que convierte cada trago en una experiencia. El menú incluye también una cava cuidadosamente seleccionada, con etiquetas mexicanas de altura —como vinos de Baja California y el altiplano— junto con reservas europeas y estadounidenses. Y para quienes buscan autenticidad sin alcohol, las aguas frescas de horchata, tamarindo y jamaica se presentan con el mismo protocolo de servicio que un coctel de autor.
El servicio, otra joya del lugar, está inspirado en la hospitalidad norteña: cálido, cercano, impecable. Cada mesero, cada hostess, cada bartender ha sido capacitado para atender con la precisión del fine dining, pero con el corazón y naturalidad que caracterizan al norte de México. En Cuerno no hay rigidez, hay elegancia sin afectación. Desde la bienvenida hasta el postre, cada detalle está pensado para envolver, sorprender y enamorar.
Cuerno NY abre sus puertas todos los días, con un horario que se adapta al ritmo vibrante de la Gran Manzana: almuerzos de 11:00 a 17:00 horas, cenas de domingo a jueves hasta las 23:00 y hasta las 00:00 los viernes y sábados. Su ubicación privilegiada en el Rockefeller Center, rodeado de oficinas corporativas, galerías, boutiques de lujo y teatros, lo convierte en un punto estratégico para empresarios, viajeros sibaritas y neoyorquinos en busca de experiencias gastronómicas memorables.
La llegada de Cuerno a Nueva York ocurre en un contexto de redescubrimiento global de la cocina mexicana. En los últimos años, chefs como Enrique Olvera, Elena Reygadas o Cosme Aguilar han abierto caminos hacia una alta cocina mexicana sin complejos. Cuerno representa una nueva generación dentro de este movimiento: no pretende reinterpretar lo mexicano para adaptarlo al mundo, sino llevar el mundo hacia la intensidad de lo mexicano. Su estética, su servicio, su fuego y su propuesta emocional lo posicionan como un embajador de la nueva identidad gastronómica del país.








Así, Cuerno no es solo un restaurante. Es un manifiesto de elegancia, una celebración del origen y una experiencia multisensorial que honra la cultura del norte de México con la sofisticación de Manhattan. En un mundo donde el lujo ya no se mide solo en etiquetas, sino en autenticidad, Cuerno Rockefeller se alza como un templo de sabor, arte y orgullo.
 
                                                








