Jaeger-LeCoultre
Alta joyería y alta relojería
de vanguardia
Jaeger-LeCoultre recibe el cierre del año con renovada mirada a la que es una de sus colecciones más renombradas; Calibre 101, la incorpora a dos nuevos relojes de alta joyería, los que destacan con diseños originales que confirman la alianza entre la más exclusiva relojería de alta precisión y la más exquisita joyería de alta gama.
El Calibre 101, data de 1929 año en que fue desarrollado para los relojes de joyería, y desde entonces ha sido todo un punto de referencia en la horología global, ya que fue un parteaguas para a relojería femenina gracias al diminuto tamaño, el que fue en sí una autentica hazaña de miniaturización, y la forma baguette, la que permitieron desde entonces, nuevos caminos de interpretación y diseño.
La libertad estética desde el nacimiento del 101, ha sido uno de los valores asociados a la casa Jaeger-LeCoultre, quien ha cristalizado este sentimiento de exclusividad única en cada uno de los guardatiempos de la colección.
Calibre 101 es uno de los movimientos más antiguos del mundo aun en producción, lo que habla de su perfecta sincronía y eficacia milimétrica,
sus 14 milímetros de largo y 5 de ancho son directamente proporcionales a su grandeza y alto significado para lm mundo de la relojería de alta precisión.
joyería de Jaeger-LeCoultre se precia de haber adornado con alguno de sus Calibre 101 las muñecas de mujeres excepcionales como la reina Isabel II.
Es por eso notable la presentación de un nuevo modelo, o, mejor dicho, dos; ambos engastados con finos y relucientes diamantes, los que fueron dispuestos de acuerdo a los altos estándares dictados por el equipo artístico, quienes pensaron en evocar la feminidad atemporal.
De este modo nos encontramos con un exquisito diseño de pulsera donde el engaste de las gemas cobra especial relevancia, después las cajas; que están magníficamente integradas a los movimientos y la fluidez de sus líneas que rompen con la transición del diseño tradicional
En ambos casos nos encontramos con el fiel apego a los clásicos códigos de la más alta joyería de la casa, el oro rosa engastado en diamantes de la más alta clasificación en diseños distintos y originales, pero siempre giramdo en torno al eje principal; su diminuto Calibre 101.
Por un lado el modelo Snowdrop, el que fue inspirado por las blancas flores en forma de campana que crecen a través de la fina capa de nieve en el Vallée de Joux, el, es un ejemplo del estilo manchette, es delicada feminidad y soisticacion atemporal. Un círculo de diamantes en forma de pera rodea la esfera para formar una flor, mientras ondas de diamantes repiten el patrón de pétalos en perfecta simetría, en todo el contorno de la pulsera.
Los diseñadores de Jaeger-LeCoultre eligieron un engaste de estilo griffe para los diamantes, lo que minimiza la presencia del metal y permite que la luz pase a través de las piedras desde todos los ángulos. Esto intensifica el carácter del reloj, creando la impresión de que los diamantes podrían estar flotando en la superficie del brazalete.
Son un total de 20,9 quilates, gracias a 904 diamantes, de los cuales 204 tienen forma de pera, el trabajo de engaste por si mismo representa 130 horas de trabajo de los expertos artesanos de la joyería de la Manufactura Jaeger-LeCoultre. Como se ve desde su perfil, la estructura de la pulsera está sostenida por dos bandas de oro, cada una de ellas con diamantes engastados en grano, una técnica de engaste lineal en la que pequeñas cuentas de oro se extraen de la superficie del metal y se empujan sobre la piedra. para asegurarlo.
Por otro lado, el modelo Bangle representa la expresión de feminidad más audaz, y es que está inspirada en la elegante geometría del Art Deco y las fuertes formas del Modernismo del siglo XX. Una interacción dinámica de simetría y asimetría, el brazalete está engastado con 996 diamantes de talla brillante para un total de 19,7 quilates, graduados en tamaño para enfatizar las amplias curvas del diseño. Los artesanos han combinado aquí las técnicas de grifo y engaste de grano para realzar el efecto tridimensional del diamante y maximizar el juego de luces.
Las filas de diamantes engastados resaltan las bandas de oro que corren a lo largo de ambos lados del brazalete, sosteniendo su estructura. La pulsera no necesita broche, ya que se abre delicadamente con un simple giro de los dos lados.
La vanguardia en diseño para la casa Jaeger-LeCoultre, va de la mano con los grandes aciertos de su historia, los que se han convertido en el eje primordial de su expresión artística y de lujo exclusivo.