La mirada en Afganistán
Por muchos años, los afganos se han sentido indefensos ante su propio gobierno, ante su propio país. Con el retiro de las tropas de Estados Unidos de Afganistán, la pesadilla más grande de muchos de ellos se hizo realidad: el regreso del régimen Talibán. Un régimen donde la mujer no cuenta con derechos humanos, donde tener una educación y preparación no sirve para nada. Al contrario, te pone en peligro porque el conocimiento es poder y el poder solo lo pueden tener ellos. Un régimen donde no existen las posibilidades para crecer, para desarrollarse y donde no sabes si llegaras a casa con vida. Un régimen en el que tienes que quemar tus documentos, sueños, recuerdos y tu identidad hasta hacerlos cenizas para lograr sobrevivir, si es que lo logras.
Han sido semanas de caos, pánico e incertidumbre. Semanas en las que familias han sido separadas, en las que la desesperación y el miedo al futuro han inundado los hogares de miles de personas. Los talibanes prometen que esta vez será diferente; sin embargo, actúan como si estuvieran leyendo un libro de historia y tuvieran que repetir cada renglón tal cual como se había hecho antes. ¿Cuántas veces se tendrá que repetir la historia para que la humanidad aprenda el valor de la vida, la fraternidad y la empatía?
Por otro lado, para nuestra sorpresa, existe un sector de la población, una minoría de afganos, que ya vivían fuera de Afganistán y que ahora quieren regresar. Estas personas quieren regresar a vivir bajo el régimen y con el estilo de vida que para muchos otros es su peor pesadilla. Porque para algunas mujeres el llevar el burka y taparse el cuerpo las hace sentir seguras y sagradas. Asimismo, para algunos hombres la forma de vivir que mandan los talibanes es el único camino hacia la verdad y la grandeza. Para algunas personas el vivir bajo el régimen talibán es su única realidad. Esto es algo que ante nuestros ojos occidentales puede parecer atroz, irreal e imposible. Sin embargo, es aquí cuando debemos cuestionarnos: ¿Qué tanto de nuestro criterio está basado en la ignorancia hacia las costumbres de países y culturas que no se parecen a las nuestras? ¿Criticamos la forma de vivir y las creencias de otros porque son diferentes a las nuestras o porque son realmente malas?
La realidad es que nunca se podrá establecer una creencia o percepción como la verdad absoluta y el camino del bien ya que cada país, cultura y religión son diferentes y debemos de ser tolerantes ante todas. Lo que sí sabemos es que nadie debe de ser asesinado o maltratado por no cumplir con un régimen que le ha sido impuesto sin fundamentos ni libre albedrío, eso es inhumano e inaceptable. Nuestra responsabilidad como humanidad es mantener la mirada sobre Afganistán para ayudar a quienes quieran salir, respetar a quienes se quieran quedar y exigir el respeto a los derechos humanos básicos para lograr que el mundo prospere en el respeto y la paz.
Por Samia Becil Canavati