Yissel Hernández, Uaemita apasionada de la investigación y de compartir sus conocimientos
La investigación es una posibilidad de desarrollo personal y profesional que redunda en muchas satisfacciones, en experiencias gratificantes, principalmente cuando involucras en este quehacer a las y los estudiantes, sostuvo la catedrática e investigadora del Centro Universitario Zumpango de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), Yissel Hernández Romero.
La universitaria, reconocida en 2021 con el Premio Talento EDOMÉX: Jóvenes Científicos e Investigadores y este 2023 a través del Programa de Financiamiento a Investigadoras y Científicas EDOMÉX, confiesa su pasión por el trabajo de investigación, por la ciencia, que le permite compartir con las y los alumnos el amplio campo del diseño industrial.
“Cuando egresé de la Licenciatura en Diseño Industrial tenía muchas preguntas, sobre todo con respecto a por qué mi carrera se asociaba con lo no sostenibles, lo no sustentable, con crear necesidades y productos superfluos, y la investigación me abrió la visión sobre las enormes posibilidades de mi disciplina”, afirmó.
Originaria de Nopala, Hidalgo, Yissel estudió la Licenciatura en Diseño Industrial en el Centro Universitario UAEM Zumpango. Apenas un año después de egresar y ya titulada, se incorporó al claustro docente de este campus de la Máxima Casa de Estudios mexiquense, donde ya suma un total de 14 años.
Es la menor de cuatro hermanas, tres de las cuales estudiaron en el Centro Universitario Zumpango. La mayor, socióloga egresada de este campus, también es profesora e investigadora de la UAEMéx.
“Por ello, la vida universitaria, las carreras que se impartían y, en general, las actividades que en este campus se realizaban no me eran ajenas. Además, siempre tuve muy claro mi interés por el diseño industrial, aunque antes de entrar al Centro Universitario realicé una carrera técnica en cuestiones de electrónica y automatización”, aseveró la investigadora.
Hernández Romero estudió la licenciatura de 2002 a 2007 y recordó que “el principal problema al que nos enfrentábamos los estudiantes en aquel momento era conseguir los materiales con los que trabajábamos, muchos de los cuales encontrábamos solo en la Ciudad de México. También por los materiales y herramientas, el costo de la carrera era alto, además que era sumamente demandante en el aspecto físico, principalmente por el trabajo que se realiza en el taller. Ahora ya hay proveedores de materia prima en Zumpango y eso facilita el trabajo que se hace en la carrera”.
Finalmente, señaló, de la licenciatura me titulé por promedio, así que el proyecto en el que trabajaba lo desarrollé para postularme a la Maestría en Diseño que realicé en la Universidad Nacional Autónoma de México y una vez que terminé, empecé a trabajar en el siguiente paso, el Doctorado en Diseño y Estudios Urbanos, que realicé en la Universidad Autónoma Metropolitana y por cuya tesis en 2019 fui reconocida en el marco de la Bienal Nacional de Diseño y el Premio Diseña México.
El trabajo de doctorado de la universitaria tiene que ver con de qué manera el diseño del espacio público, considerando los objetos y el aspecto urbano y arquitectónico, puede incidir en procesos sociales como la integración. Se trata, precisó, de ir más allá del objeto, más allá de como regularmente se piensa en el diseño industrial, entenderlo como un sistema cultural que puede incidir, ayudar a procesos más complejos.
Regularmente, manifestó, se piensa que el diseño es hacer solo objetos y que nuestro único campo de acción es la industria; sin embargo, el campo es muy amplio, desde cuestiones como el diseño de equipo médico, de rehabilitación, deportivo o productos especializados y hay que mostrar esta amplia gama de posibilidades a las y los alumnos, explicarles todas las posibilidades.
Indicó que la formación del diseñador industrial tiene mucho que ver con la sensibilización hacia las problemáticas sociales. “Tenemos que estar siempre observando, identificando a través de pláticas, de experiencias de otras personas y de lo que vemos, situaciones que pueden mejorarse, analizar qué podemos aportar desde nuestra disciplina”, dijo.
El diseño, puntualizó, es más que objetos; incluye experiencias, servicios y un amplio rango de acción. Tiene la posibilidad de inhibir o promover ciertos comportamientos, dependiendo de las formas, ubicación, configuración y experiencias.
Yissel Hernández Romero indicó que en lo inmediato se propone llevar a cabo proyectos concretos e intervención en el espacio público para verificar todo lo que se trabajó de manera teórica, así como poner en práctica un modelo para evaluar la capacidad que tienen los espacios históricos en integración social y desarrollar proyectos de intervención.