Detenerse por un momento
Vuelve el miedo, la incertidumbre, y esa carga de tratar de darle sentido a nuestro día a día en medio de esta pandemia. Ha pasado mucho tiempo ya, más del que esperábamos, y el cansancio se ha vuelto desesperación y eso nos ha llevado al descuido.
Es difícil convencer a quienes están a nuestro alrededor de tomar las mismas precauciones que al inicio del confinamiento, pero no podemos bajar la guardia en ello. Mientras recuperamos la movilidad que creíamos perdida, lo que estamos ocasionando es un aumento de contagios, en los que la ya famosa variante Delta está haciendo su parte por la velocidad y la capacidad de transmisión que tiene.
Todos tenemos una historia reciente de alguien que está en casa porque salió positivo en una prueba. Eso nos deja con una sensación de que el virus cierra el círculo y pronto llegará a nuestras puertas. Debemos detenernos un momento y hacer lo necesario para que eso no ocurra o si sucede nos encuentre bien preparados.
Porque la prevención solo funciona si tomamos la pausa necesaria para analizar qué y cómo estamos haciendo las cosas. A estas alturas debemos aceptar que nos descuidamos y que solo con la vacuna y con las medidas de higiene que conocemos podremos salir de esto, lo cual no será pronto.
Una pandemia que ha durado más de lo esperado
Estamos a unos meses de terminar lo que será el segundo año de la pandemia que nos obligó a parar en seco durante meses, con las consecuencias que hemos sufrido todas y todos. Lamento compartir que la sana distancia, llevar bien colocado el cubrebocas, y limpiarnos las manos constantemente, seguirán siendo comportamientos que no podremos desechar hasta 2022, si hacemos desde ahora lo necesario para reducir el riesgo de entrar en contacto con este virus y sus variantes.
Es comprensible el hartazgo, pero no justifica que sigamos enfermando o perdiendo vidas. Hagamos una pausa y planeemos bien nuestras siguientes decisiones y movimientos. Si tenemos la claridad de protegernos y proteger a los demás estamos en la ruta para superar estas difíciles condiciones.
Detenernos para planear los pasos siguientes es sano y es necesario. Para quienes han podido estar en casa el mayor tiempo posible y no han enfermado, o lo hicieron levemente sin poner en riesgo a nadie más, puede que sea una buena oportunidad para darse un reconocimiento personal, familiar, por la congruencia y la perseverancia que se ha demostrado.
Si, por el contrario, la necesidad ha hecho que no puedas suspender actividades y has salido constantemente con las medidas sanitarias que todos conocemos y, aún así, tu salud se encuentra bien, al igual que la de tus cercanos, el mérito puede ser todavía mayor.
En cualquier situación, vale la pena estar un momento sin movernos, solo para pensar con claridad y trazar el camino que seguiremos para entrar en una nueva realidad, esa que nos ha confirmado que no somos invencibles y que cualquier organismo con la misma necesidad de vivir que nosotros puede afectarnos y alterar todo lo que pensábamos que era seguro en nuestras vidas.
Los hábitos tendrán que cambiar
Los restaurantes, los cines, los centros comerciales, sucursales bancarias, salas de conciertos, hospitales, gimnasios, no volverán a ser los que conocimos y eso puede ser una buena noticia a largo plazo.
Tendremos que cambiar muchos de nuestros hábitos de higiene personal y general, si es que ya habíamos adoptado algunos, pero eso nos preparará mejor para una siguiente contingencia y, posiblemente, para el grave problema que representa el cambio climático, según ha dado cuenta el último informe de la ONU sobre el tema.
Estamos a tiempo de modificar, de modificarnos, para vivir una existencia mucho más armónica con el planeta y su naturaleza, plena en comunidad y con objetivos claros que impliquen mucha voluntad y compromiso para equilibrar cada aspecto de un mundo que está lastimado y que, en consecuencia, nos lastima.
Así que mi recomendación es que nos detengamos un momento, respiremos profundamente, y dialoguemos sobre lo que viene, cómo lo podemos enfrentar de la mejor manera y las formas en que seguiremos cuidándonos, al menos, hasta finales de este año. Ah, y vacunarnos.
Por Luis Wertman Zaslav